Observatorio de movimientos sociales y acciones colectivas

Reforma energética: Procesos sociales y políticos – Alberto Montoya

Posted in Documentos para la discusión by ObservatorioMovimientos on 25 agosto, 2008

Reforma energética:Procesos sociales y políticos[1]

Alberto Montoya[2]

La economía, durante más de dos décadas, no crece –algo pasa porque históricamente creció durante 50 años– ni va a crecer; no puede crecer, es imposible alcanzar tasas de crecimiento del 6.5% anual, por muchas razones; pero, de manera destacada, por el hecho de que se rompió la cadena de creación de valor nacional y hoy el crecer implica multiplicar por tres las importaciones, por cada punto de producto interno bruto de aumento. Esto, si se realizara, llevaría el déficit comercial a una escala que es absolutamente inmanejable y que se mantiene, por lo tanto, como un factor sistemático de restricción del crecimiento. México no crece, ni va a crecer. Eso, nosotros lo analizamos en el año 99, en un modelo econométrico, y quedó claro desde entonces que esa era una de las restricciones estructurales. En consecuencia, no hay empleo formal y el empleo formal que hay es temporal y está destinado básicamente a las áreas de servicios, con base en remuneración; más del 70% del empleo que se genera es temporal. Y, por lo tanto, no hay tampoco todo el efecto redistributivo del crecimiento económico. Tenemos aquí un círculo perverso, entonces.

Por otro lado, el sistema de la economía política de la nación se sustenta en factores exógenos a los propios términos en los que se planteó toda esta idea de la incorporación de México a la economía global a través de los tratados de libre flujo de inversiones y de comercio.

PEMEX ha sido durante este periodo –y de manera más señalada, a partir del año 2000– el factor compensador de esta economía política. PEMEX genera, en la actualidad, el 40% de cada peso de gasto público, lo que ya está alcanzando magnitudes del orden de 8 ó 9% del Producto Interno Bruto. PEMEX genera el superávit de divisas, junto con la exportación de la maquila y las remesas que entran por la balanza de servicios, para permitir una compensación de una economía que no genera riqueza.

El déficit comercial acumulado del año 1998 al 2007, once años, es de 78,000 millones de dólares; sin embargo, si en este déficit, consideramos por separado a la maquila y al petróleo –y tenemos razones analíticas para hacerlo, porque la maquila es “mano de obra”, 2 ó 2.5% de valor agregado nacional, que sí genera divisas; y el petróleo es un recurso natural que extraemos y vendemos, que no lo creamos, no es resultado de una actividad creadora de riqueza, sino que es extracción y venta–, si aislamos estos dos factores, la balanza comercial en este periodo no hubiese sido de 78,000 millones de dólares negativa, sino de 465,000 millones de dólares. En otras palabras, si la economía nacional tuviese tres empresas: la empresa 1 es PEMEX, la empresa 2 es maquila, y la empresa 3 es todo lo demás, ese “todo lo demás” se sostiene gracias a la maquila (que son 1’200,000 trabajadores, 800,000 son mujeres), y el petróleo (exportación de crudo).

Entonces, PEMEX es factor de compensación fiscal, de compensación de la balanza comercial y, por lo tanto, de la de cuenta corriente y del equilibrio macroeconómico, y le ha permitido al país ocultar el gigantesco fracaso de la empresa No. 3, es decir de toda la economía del país.

No es aparente todo esto, porque, precisamente, PEMEX permite el mantenimiento de ese equilibrio macroeconómico de manera artificial. Como consecuencia de esto, todas las divisas que tiene el Banco de México las genera PEMEX, la empresa 1; otro poco, la maquila, pero esas divisas se consumen. Pero, en realidad, las que se están guardando, las que tiene el Banco de México son las que aporta PEMEX; las otras se canalizan a través del sistema financiero. Pero, el Banco de México, la estabilidad monetaria y macroeconómica están sustentados en los dólares y divisas que aporta PEMEX.

En el campo, se aplica un tratado de libre comercio suscrito con la mayor potencia agroalimentaria del mundo, sin exigir que Estados Unidos respete lo que está pactado en el TELECAN, que consiste en que los apoyos internos no afecten el comercio internacional y no se cumple. Y no solamente no se cumple, sino que con cada aprobación –cada siete años– de la nueva Farm Security and Rural Investment Block, conocida como FARM BIR o Farm Security, o sea, seguridad de la unidad productiva, es un asunto de seguridad nacional. El déficit comercial acumulado de 1994 (año de la firma del TELECAN) a la fecha, es de más de 18,500 millones de dólares, de la balanza comercial agroalimentaria ampliada, incluyendo ahí las exportaciones de tequila, cerveza y todas esas cuestiones. Entonces, esta política que se siguió redujo la rentabilidad de la mayor parte de los productores, los coaccionó con esa violencia económica a emigrar de sus lugares de origen, se perdieron cuatro millones de empleos en ese periodo, gran parte de esa población ha emigrado no sólo a las ciudades del propio México o a otras regiones del país, sino también a Estados Unidos y aumentó de manera explosiva la migración internacional. Antes del TELECAN, la migración anual a Estados Unidos era del orden de 36,000-38,000 personas y eso aumentó gradualmente, llegando en los últimos años a niveles de 450,000 o más personas por año.

Eso no es natural, es resultado directo de una política que coacciona violentamente al campesinado, por las condiciones que se le establecen para su actividad económica y que le imposibilitan su reproducción como familia, como grupo, como comunidad, como personas. Entonces, ahí tenemos ese fenómeno que, si lo vemos al mismo tiempo y en relación con lo que hemos señalado, entonces tenemos una doble tragedia porque tampoco se generan los empleos que se suponía serían generados en las ciudades, en la industria y los servicios.

Frente a esto, entonces, están los grandes proyectos, las grandes visiones y los intereses de las oligarquías y el poder económico concentrado, por un lado, y el resto de la población, por el otro; con las clases medias ahí, flotando, sobreviviendo en un mar de contradicciones.

Sobre esta cuestión del poder, el capitalismo contemporáneo se caracteriza por una extraordinaria concentración, ya prevista históricamente, pero que se manifiesta en un hecho muy concreto: 200 corporaciones, en Estados Unidos, producen más de la mitad del producto estadounidense, que es la mayor potencia económica del mundo. ¿Qué significa esto? Un nivel de concentración extraordinario.

En el caso de México, de nuevo, también vemos un fenómeno de extraordinaria concentración económica. Pero, nuestra oligarquía no tiene proyecto propio, sino que se suma, alía, subordina a la dinámica del capitalismo global; es decir, en concreto, a los Estados Unidos, ese es su proyecto. Entonces, aquí hay un piasmo, hay una ruptura, entre el proyecto de desarrollo de una comunidad nacional y lo que está ocurriendo, a nivel estructural, de este capitalismo, que ya está trasvasado, está atravesado por toda esta dinámica de acumulación, de comercio global. Las elites políticas son entonces impulsadas, o bien detenidas, por este poder, en función de esa lógica de acumulación. Eso pudiese, tal vez, ser un factor explicativo de lo que hemos observado en las últimas elecciones federales y lo que hemos observado de la evolución de los partidos políticos.

El proyecto del actual gobierno del Partido Acción Nacional –yo no sé si de manera consciente o de una manera inconsciente, pero de facto– es un proyecto que busca profundizar esta irracionalidad. Y lo observamos en todos los temas. Vean ustedes el tema de la energía, lo vamos a analizar un poco más a detalle; pero lo mismo el tema de la educación, va la Secretaria de Educación al Banco Mundial a pedir, prácticamente por favor, que establezcan un grupo que nos diga cuál es la política pública que vamos a seguir. Se establece un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, en el ámbito de la cuestión de la seguridad, por el que nuestro ejército va a estar vigilando, supervisando y entregando informes al Departamento de Estado sobre una serie de cuestiones durante todo el proceso de ejecución de estos acuerdos de seguridad que se firmaron. ¿Desde cuándo nuestro gobierno y nuestro ejército están de subordinados al Departamento de Estado? Pues ahora lo están.

Es importante entender este contexto, porque desde el punto de vista de los movimientos sociales, de su relación con los partidos políticos, todo este conjunto de realidades está produciendo una enorme presión sobre las personas, las familias, las comunidades, los grupos, las organizaciones; es un contexto extremadamente adverso que hace difícil la agrupación, la reflexión, la articulación. No quiere decir que esto no se esté dando y que pueda incluso crecer, simplemente observo que el contexto, todo este que comentamos, es extremadamente adverso y, por lo tanto, también pudiese ser un factor que nos ayude a comprender por qué muchas de las organizaciones que consideraríamos deberían tener un papel mucho más activo, protagónico, proactivo y estratégico se encuentran más bien replegadas, dispersas, confundidas, sobreviviendo y negociando pequeñas parcelitas de acción, de gestión de política pública, de recursos y de acción limitados. Pero la acción estratégica es un terreno en el que esta presión les impide actuar, organizarse y, sobre todo, tener la contundencia política frente a esa correlación de fuerzas.

Y, por supuesto, las correas de transmisión de los partidos, con todos estos movimientos, no están con las realidades, con las necesidades de expresión, o de expresividad de esta realidad amplia del pueblo mexicano, sino con los que son los verdaderos actores del poder; es donde están marchando las correas de transmisión.

El tema del petróleo: Históricamente, es un asunto que marca el eje de muchas de las relaciones en lo interno y con Estados Unidos. En la época de Porfirio Díaz, se establecieron los criterios de las leyes estadounidenses por las cuales el dueño del terreno también lo era del subsuelo y, al amparo de estas leyes, se hicieron estas inversiones extranjeras. Viene la Constitución del 17, con todo su contenido en los Artículos 27 y 28, y la reacción de Estados Unidos es no reconocer la constitución. Y Venustiano Carranza es asesinado en Tlaxcalantongo por las guardias blancas de las empresas petroleras y, posterior a ello, aparece el personaje que cometió ese asesinato desfilando con Álvaro Obregón, festejando ese asesinato. Los actos de Obregón con Estados Unidos sobre el tema del petróleo explican muchas cosas, entre otras cuestiones qué fue lo que ocurrió.

La expropiación se dio a partir de toda la conflictividad, resultado de las negociaciones de los trabajadores y las empresas, el desconocimiento de las leyes, etc. La inminencia de la II Guerra Mundial crea condiciones, además de la voluntad y la decisión de Lázaro Cárdenas, para tomar la decisión fundamental de rescatar algo que es un derecho reconocido por las Naciones Unidas, que tienen los pueblos de hacer uso de los recursos naturales para su desarrollo, y lo ejerce, con todo lo que eso significó de presiones, de sabotaje –porque se hizo sabotaje por parte de las empresas extranjeras, directamente sabotearon las instalaciones– y todos esos obstáculos fueron superados, con todo un conjunto de decisiones, participación, creación de instituciones, etc. Y PEMEX, entonces, se convirtió en un elemento fundamental de la fuerza del estado mexicano.

¿Cómo se destruye el poder nacional de un país como México? Destruyendo su poder económico. Recomiendo que lean –seguramente es posible que ya lo hayan leído– el libro de Paul Kennedy “El Auge y Caída de las Grandes Potencias” y lean la parte final, de conclusiones, donde él busca ver un poco hacia el futuro, las implicaciones. Lo escribe el año de la caída del Muro, poco antes de la caída del Muro de Berlín, creo que lo publica en 1989, y claramente salen varias tesis de este estudio de 500 años de historia: 1) el cambio tecnológico y económico genera cambios en las relaciones sociales y políticas; 2) el desarrollo de este proceso económico y tecnológico modifica las relaciones internacionales de poder, incluso en lo militar, que es un tema que Paul Kennedy analiza con una gran minuciosidad, porque el poderío militar finalmente si no tiene una base económica, se derrumba; y otra conclusión muy importante, dice Paul Kennedy: “en el sistema internacional no existe un estado de derecho, sino estados-nación egoístas que promueven sus propios intereses y no están subordinados a la ley”. Todas estas ideas, todos estos planteamientos de Paul Kennedy, con la fórmula con que Estados Unidos se ha conducido posterior a la caída del Muro de Berlín y la destrucción de la Unión Soviética, parecieran confirmarse.

Me tocó, en una ocasión, escuchar una conferencia de un patrono de la Universidad de Stanford, que fue Secretario de Estado de Ronald Reagan, George Schultz, fue presidente de la Bechtel y fue presidente de la Fundación de Stanford, y fue interesante; comentó todo su proceso de negociación con Gorbachov, en fin, muchas cosas. Pero, me llamó la atención lo que él dijo ahí: ¿Cuál fue la esencia de la estrategia para derrotar a la Unión Soviética?

¿Cómo lo hicieron? Hubo varios mecanismos. El primero de ellos fue el aumento del gasto militar como proporción del producto y toda esta iniciativa de defensa estratégica llamada “Guerra de las Galaxias”, que obligó a los soviéticos a aumentar el gasto militar. Por los diferenciales de productividad de las dos economías, esto implicaba que los soviéticos tenían que aumentar en una mayor proporción su gasto militar, de manera que se estimaba que hacia el final de la época de Brezhnev, el gasto militar de los soviéticos andaba por el 18%, 15%, 17%, en ese orden de magnitud; el de Estados Unidos era del orden del 7%.

Esto llevó a la economía y a la sociedad soviéticas a una situación muy crítica; tenían un escaparate de Europa a sus ojos y, ellos, con unos tanques y unos misiles del tamaño de la Plaza Roja, que les costaba trabajo dar la vuelta, buques y submarinos y todo, pero la gente tenía una calidad de vida pésima, además de todo el orden social y el control.

Ese fue un factor, otro factor fueron medidas que impulsó Estados Unidos para aumentar en 10 millones de barriles diarios la producción del petróleo, lo que condujo, en los mercados, a la caída del precio del petróleo. Y esta caída del precio del petróleo impactó en la rentabilidad de la industria petrolera de los soviéticos que, a esos precios menores, tenían dificultad, no tenían el nivel de renta que les permitiera sostener eso otro. Entonces, estos dos factores fueron como una pinza, que tuvo múltiples propósitos y generó otros.

La lección es esta: no hay soberanía política, sin soberanía económica. Y lo que se planteó mucho en la época de toda la negociación del Tratado de Libre Comercio era una tesis falaz; decir que una cosa era el comercio y otra cosa era la soberanía es falaz. Una nación que no tiene su energía bajo condiciones de autodeterminación –lo que no significa autarquía, autodeterminación y autarquía son dos cosas distintas– la cuestión es autodeterminación: que los factores de decisión no sean externos, sino que se tenga la propia capacidad de decidir sobre esos temas, eso es autodeterminación, eso es soberanía. No es una cuestión que tenga que ver con el comercio en sí mismo o con la cerrazón a la apertura de mercados, sino con la capacidad de decisión, es una categoría política. Y, por lo tanto, el tema de las reformas energéticas se plantea en este escenario.

Doy otros datos para ubicar el contexto geopolítico: Estados Unidos, todos los días, consume 21 millones de barriles de petróleo, la producción mundial es de 84; de manera que una nación que representa el 5% de la población del mundo consume todos los días el 25% del petróleo, dato uno. Dato dos: las reservas probadas disponibles –por supuesto que hay más, hay 25 millones de hectáreas que tienen reservadas las empresas petroleras en Estados Unidos y que no han perforado; están los yacimientos de arenas bituminosas de Alaska– pero, las reservas probadas le permiten a Estados Unidos funcionar poco más de tres años. ¡Imagínense ustedes, para esa máquina de industria gigantesca!

Estados Unidos consume el petróleo del mundo. ¿Dónde está el petróleo? Tres grandes áreas: Siberia, con dos problemas, los rusos y el frío, dos problemas importantes para conseguirlo; Medio Oriente, ya sabemos lo que significa el Medio Oriente, han cometido un genocidio para tomar el control del área, porque es un genocidio; y el Golfo de México. Entonces, eso explica esta presión para imponer sus intereses geopolíticos.

Son tres cuestiones fundamentales, en las iniciativas, que debemos de pensar. Primero, ¿cuáles son las finalidades que buscan? porque, si la finalidad es equivocada, por ejemplo, aumentar la extracción de petróleo –fíjense ustedes en la irracionalidad del planteamiento del gobierno: por un lado, nos dicen que tenemos reservas probadas para nueve años; y su propuesta es que aumentemos la extracción y que aumentemos la plataforma de producción a cuatro millones de barriles diarios. ¡Es una absoluta irracionalidad!–. ¿Qué finalidades buscan? Y, luego, exportar crudo, no exportar valor agregado. Todo eso, ya de entrada, es una finalidad definida desde el punto de vista del interés de Estados Unidos.

Segundo, ¿qué institucionalidad proponen para que eso se lleve a cabo? Un PEMEX con un consejo de administración, en donde el ejecutivo federal designa a 10 de 15 miembros y esos que designa el ejecutivo federal no son servidores públicos que respondan a las leyes o a las responsabilidades, pero que, si llegaran a causar cualquier conflicto de intereses que provocara un daño patrimonial, la ley dice que PEMEX contrataría los seguros o fianzas para cubrir cualquier daño patrimonial que fuese causado por los consejeros. De manera que la impunidad está absolutamente asegurada en la propuesta, así como las atribuciones para que la Secretaría de Energía determine la plataforma de producción y de exportación. Entonces, el ejecutivo federal tiene todo el poder para decidir cuánto petróleo se produce, cuánto se vende y, luego, la Secretaría de Hacienda, según la Ley de Presupuesto Federal y Responsabilidad Hacendaria, tiene todas las facultades para disponer de la renta petrolera, para compensar el déficit de recaudación. Entonces, aquí en este punto, retomo el aspecto de la economía política. La aportación fiscal del universo de personas morales, es decir “empresas”, de este país es de 2.4% (en Japón es del 16%, en Estados Unidos es del orden del 10% y en Europa oscila entre el 12 y 14%). La Secretaría de Hacienda, según lo que señaló el Auditor Superior de la Federación, regresó 650,000 millones de pesos, de los cuales 300 mil fueron a 150 empresas. Y ese vacío fiscal es cubierto con la recaudación de PEMEX, de la renta petrolera; y, si no es suficiente, endeudan a PEMEX para que se cumpla con ese objetivo de recaudación fiscal.

El resultado es que hoy tenemos estos hechos: Fox sacó la mitad de las reservas de petróleo que tenía (30 mil), entregó 15,000 millones de barriles, recibió más de 250,000 millones de dólares en impuestos pagados por PEMEX y, a cambio, endeudó a PEMEX     por un monto total que, en este momento, está en el orden de los 100,000 millones de dólares. Tuvo la hazaña de quebrar a PEMEX, teniendo los precios de crudo más altos de la historia, como tuvo la hazaña de reducir la proporción del gasto en inversión para el desarrollo del país, en proporción del producto.

Y lo que ahora se proponen es, no solamente mantener este esquema –porque, sobre esto, ni la iniciativa del gobierno ni la del PRI plantean ninguna modificación– entonces, plantean extraer más crudo y exportarlo, sin valor agregado; proponen que PEMEX sea sustituido, desde los yacimientos hasta las gasolineras por empresas transnacionales; someter a todas estas empresas a la jurisdicción de tribunales y del derecho de otros países.

Y todo este resultado no modifica el destino de un recurso estratégico no renovable, pues lo van a seguir destinando a gasto corriente y no a inversión. Es un esquema profundamente irracional que responde a los intereses extranjeros.

Quiero decir, además –y lo dije en el Senado de la República y no me lo pudieron refutar– que en el Tratado de Libre Comercio se reservó todo el sector energético, desde los yacimientos, la exploración, la producción, la transportación, el almacenamiento, la refinación, la petroquímica, los ductos, todo está reservado; y todo eso se está entregando, sin siquiera informarle a los mexicanos, y eso es una traición, porque están vulnerando la soberanía y el interés nacional. Eso es lo que está haciendo Felipe Calderón, eso es lo que está promoviendo Felipe Calderón. Yo se los dije a los senadores, y en esos términos, y nadie me pudo refutar. Hubo obviamente intentos de descalificación personal –eso es lo de menos– pero no refutaron el argumento.

Ahora, la propuesta del PRI, después de haber escuchado todos estos cuestionamientos, sí retoma elementos que están ubicados en el marco constitucional, pero mantienen todo el sistema de contratos, que son las vías por las cuales se transfiere la renta petrolera. Ese sistema de contratos son contratos que hacen despachos de abogados de Nueva York y son los mismos que aplican en todo el mundo, en América Latina, en Brasil, en Argentina, en todos lados. Esta iniciativa no fue diseñada ni por el PAN, ni por el PRI, fue diseñada por estos despachos, negociada evidentemente con algunos personajes políticos, no la diseñaron aquí. Estos contratos se diseñan allá y están perfectamente estipulados para sus propósitos y buscan el mismo objetivo.

Lo primero que yo creo que ya del punto de vista del movimiento social nos pudiéramos preguntar es cómo va generándose una consciencia sobre estas cuestiones, porque es evidente que lo que hoy he estado comentando, que ustedes conocen, se ha ido sacando a tajadas, en los debates, pero no es algo que se alimente como parte de un proceso de formación de opinión pública, hay una evidente deshonestidad política, porque hay un interés.

Desde mi punto de vista, todo lo que se dijo en los foros no ha tenido un impacto en la modificación de las actitudes de fondo; no se movieron un milímetro de su posición y están apostando a que, en el Senado, necesitan once votos y, en la Cámara de Diputados, no sé exactamente cuántos más, pero hay suficiente para convencer, porque se trata finalmente de eso, números, para que salga y se apruebe.

Estas realidades obligaron, en primer lugar, a una acción legislativa drástica de los partidos del Frente Amplio Progresista, que tuvieron que tomar la tribuna para impedirlo –muchas personas me lo han comentado y confirmado, que estaba todo preparado para una decisión “fast-track” y que esa estrategia legislativa impidió hacerlo–; y, segundo, negoció los foros de debate.

Eso, junto con el proceso de participación en la consulta que, independientemente de que todos estos elementos no se discutan con todo detalle y en toda su elaboración, toda la gente por lo menos tiene algunos referentes de decisión: la privatización o las iniciativas presentadas por el gobierno, que son los dos grandes temas que plantean las preguntas; y que yo creo que son ejercicios de formación de conciencia y también de abrir espacios de participación en temas que, de suyo, la ley obliga al ejecutivo federal –la Ley de Planeación– a que consulte; además de que son temas que no fueron planteados, ni el la campaña, ni en las discusiones de la configuración del Plan Nacional de Desarrollo, sino que salen después, sin discusión, sin una aprobación previa de parte de la sociedad, un tema tan fundamental, es un patrimonio de la nación y tiene todos estos efectos, todas estas implicaciones, tiene esta magnitud de efectos macroeconómicos, fiscales, etc., y que, usados de otra manera, le daría a este país precisamente lo que no quiere Estados Unidos, que México sea potencia económica. Ese es el tema de fondo.

Relacionando esta cuestión con la explicación que nos daba George Schultz sobre la forma en que neutralizaron a la Unión Soviética, yo no sé si lo hicieron a propósito o no, pero el efecto fue igual, propiciaron nuestra bancarrota y cada bancarrota la aprovechan para avanzar en el control de sectores estratégicos. Todo lo de la devaluación y los TESOBONOS lo convirtieron, ya con Zedillo, en cambios a la ley que permitía la inversión 100% extranjera en la banca y, entonces, el mismo negociador, Larry Rubin, ahora es el presidente del Citigroup, que va y compra BANAMEX sin pagar impuestos en el país. O sea, cada condición de subordinación, de estancamiento y de crisis económica es oportunidad de avanzar en el control de otros sectores estratégicos y eso es lo que estamos advirtiendo ahora.

Entonces, poco a poco va emergiendo en la gente una  mayor conciencia de lo que significan estas iniciativas y, a pesar de toda la “spotología”, lo que pensaban que sería aprobado con mucha facilidad ya no ha sido así y hay un grado creciente de conciencia de lo que representan estas iniciativas y la voluntad de oponerse a ellas.

Desde luego, todavía no representa una fuerza suficientemente contundente, independientemente de que las manifestaciones, el Movimiento en Defensa del Petróleo, las reuniones de informes y todo esto va generando un trabajo, una conciencia, van creando organización, todavía no es lo suficientemente contundente, porque los campesinos están con sus temas, los trabajadores y los maestros con los suyos, el tema de la seguridad; es decir, la cuestión se ha dispersado, por esta misma condición de coacción generalizada a la situación de los ciudadanos y de las organizaciones. Pero a mí sí me parece que es un momento muy importante, plástico, que además está enmarcado en una proximidad a momentos que, de una forma u otra, en el imaginario social tienen significados importantes: 1810, 1910, 2010. De alguna forma, hay elementos ahí, en el imaginario del pueblo, de que han sido momentos en que el pueblo se opone a la dominación existente. Si ustedes leen el Acta de Independencia, empieza hablando de la libertad, del pueblo que durante siglos estuvo sojuzgado y hoy declara que ya no está subordinado a nadie, esa es la esencia de lo que dice. Y lo mismo podemos observar en estos movimientos.

Por otro lado, yo sí observo también una multiplicidad de expresiones, no necesariamente orgánicas, no necesariamente organizadas, no necesariamente con una perspectiva estratégica, pero que están expresando esta situación de malestar, de inconformidad.

Hasta ahora, la historia nos demuestra que ninguna estructura de poder y status quo ha auto-limitado el ejercicio de su propia dominación por razones éticas. Ha sido requerida una fuerza, una manifestación de fuerza que le diga que no cuenta con el acuerdo. Hasta ahora así ha sido, yo no sé si eso pueda ocurrir, la historia está abierta, pero hasta hoy no ha ocurrido. Esta es una reflexión pesimista y escéptica. Por el otro lado, también es claro que, a pesar de estas condiciones en las que se encuentra la sociedad en general, uno encuentra expresiones de voluntad, de racionalidad, de trabajo, de disposición y de emergencia que tienen un impulso y una creatividad que se manifiestan de formas totalmente inesperadas, creativas; entonces, eso también se observa. Ahí es donde yo creo que la manera en que las elites de poder económico y político respondan a esta situación es lo que va a determinar la forma en que reaccione y se manifieste la sociedad ante ellas. O sea, yo creo que ahora estamos en ese momento. Vamos a decir, se pensaba en el “fast-track”, ahora ya no lo pueden plantear en esos términos; siguen con su proyecto, pero ya no lo pueden plantear en esos términos. ¿Qué decidirán hacer? Esa es la incógnita. ¿Habrán recapacitado? No lo sabemos. Pero si pretenden imponer eso, creo que hoy habrá expresiones más fuertes y que si eso es una voluntad, lo que antes estaba disperso, tiene la posibilidad de coaligarse y llegar a ser una fuerza de oposición más determinante. Esa es mi hipótesis.

Me he extendido más de lo previsto, pero creo que era importante situar el problema, porque ciertamente lo que se resuelva y la manera en que se resuelva, el tema de la energía, determinará todo; no hay otro tema más importante que ese, en términos de su efecto, sobre la evolución de la sociedad mexicana. En esto sí creo que estamos en una situación límite, en la que todo este recurso se puede utilizar de otra manera o, bien, profundizar la irracionalidad actual, con todo lo que eso conllevaría.


[1] Transcripción de la exposición presentada en la sesión del 25 de agosto  de 2008 del Seminario de Movimientos Sociales y Coyuntura Política en México, UACM, México, DF.

[2] El autor es Profesor e Investigador del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, México. Correo electrónico: alberto.montoya@uia.mx

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